No había retomado mi blogg, es más había pensado en abandonarlo debido a las observaciones de varias de mis lectoras que me recomendaban escribir más bien por facebook o por Whatts app para ser más leída y quizá, volverme famosa; y que me recomendaban cambiar mi estilo de escritura para ser más "positiva" y que de este modo mis lectores no se sintieran cargados. Eso me hizo reflexionar bastante y pensé "Pero yo escribo para los amigos que me leen, no para volverme masiva o famosa, no me interesa ser youtuber o monetizar mi blogg. Escribo solo por el placer de hacerlo. Por otro lado, soy socióloga graduada de la Nacional, y mi sentido crítico es sumamente fuerte. No es mi vocación escribir textos "positivos" o motivacionales, empezando porque ese estilo de Paulo Coelho no coincide con mi vocación crítica y además, porque mi intención no es crear soluciones para nadie, sino buscar respuestas. Y pensé que tal vez escribir no era lo mío, por más que me gustase... pero en fin, aqui estoy de nuevo tipeando en el computador.
Y como de hecho no es mi intención escribir como no sea para crítica, pues voy a contar un poco lo que me acaba de suceder y que por providencia de Dios, terminó relativamente bien. Estas semanas han sido de mucho movimiento y excitación por los grandes cambios que vendrán en mi vida. Cambios que implican un esfuerzo económico para el cual no cuento con todos los recursos que debería y por lo que trabajo mucho y ahorro. Por un cierto altercado de dinero en casa, que me llenó de rabia y ganas de caminar, salí hacia el parque de los periodistas entrada ya la noche y me senté allí a pensar un poco en mi situación. Al sacar mi teléfono para avisar que estaba fuera y que ya regresaba, un sujeto me rapó el teléfono por la espalda. Yo reaccioné con la fuerza de la rabia que ya tenía acumulada y corrí tras el tipo con la intención de alcanzarlo y descargar en él la profunda ira que tenía tanto por el altercado que me había motivado a salir como por el hecho mismo del robo. Dos chicos que paseaban con perros de gran tamaño le cortaron el camino, y el tipo, al ver que una multitud embravecida se le acercaba, soltó el teléfono. Al acorralarlo contra la pared, dejé vía libre a mi rabia desbordante y comencé a lanzar algunos golpes e insultos, mientras el resto de la gente continuaba golpeando. Cuando me percaté que había gente grabando y yo no quería ser famosa en redes sociales por golpear a un ladrón, dejé de hacerlo y pedí que se llamara a la policía con el fin de hacer el procedimiento de captura correspondiente. En el entretanto la gente continuaba golpeando a ese tipo, y quitándole la ropa. Yo quise saber, con una rabia frenética, por qué robaba. Que situación en la vida lo había llevado a hacer eso. El tipo dijo que me había devuelto el teléfono y pedía disculpas, lo que hizo que una nueva lluvia de golpes le cayera encima. Luego me dijo que robaba por necesidad, porque era pobre. El cinismo de la respuesta reavivó bastante mi rabia y de nuevo una reacción de golpes contra él. Después asumió una actitud desafiante, insultándome y diciéndome que yo era una "niña rica, estúpida y descuidada y que por ello merecía que me robaran". Nuevos golpes. La policía, debo admitirlo, llegó bastante rápido y lo esposó. No obstante, como el tipo había soltado el teléfono, no había mucho de qué acusarlo, por lo que me dijeron que iban a llevárselo, pero que sería difícil que la denuncia tuviera efectividad. No obstante, instauré la denuncia. Algunos se preguntarán por qué salí a exponerme en la calle a avanzadas horas de la noche: a veces es necesario desahogarse, y esta ciudad debería ofrecer las garantias para que eso fuera posible, en lugar de tener miedo a salir.
Con mayor tiempo y calma ya en casa, reflexioné de nuevo en la pregunta que me ha rondado la cabeza desde hace un tiempo: ¿Por qué hay tantos ladrones? ¿Qué motiva a esta gente a hacer lo que hace? En primer lugar, el ladrón es un tipo de unos 25 años, corría bastante rápido [lo que me dice que no tiene limitaciones físicas] y no parecía tener deficiencias mentales. Según sus vagas respuestas a mis preguntas, decía que lo hacía por pobre. Luego, cuando llegó la policía, negó completamente haberme robado "ella tiene el teléfono, yo no le he quitado nada". Ahora que medito en sus mediocres respuestas, creo que el concepto de "pobre" puede que quizá si responda a la pregunta de por qué se dedica a robar, pero no aplicado de un modo individual [argumentando que él, siendo pobre, no tuvo otro camino que robar], sino entendiendo la pobreza como un fenómeno social global que comprende falta de oportunidades para estudiar, un sistema educativo que no garantiza la continuidad en educación superior, altos costos en esa modalidad de educación, deserción una vez que pueden acceder a educación técnica, tecnológica o profesional, y finalmente, trabajos cuyo salario no representa un retorno real de lo invertido para estudiar, sino después de mucho tiempo de trabajar. Según datos del DANE, la pobreza se ha reducido pero sigue manifestándose en el preocupante porcentaje de un 43% mientras los datos de deserción escolar y acceso a la educación superior son altamente preocupantes. De 10 jóvenes que se gradúan del bachillerato, solo 7 podrán acceder a educación superior y de ellos al menos 4 desertarán, según argumenta el MEN.
Como complemento de este panorama sin embargo, y lo más preocupante desde mi punto de vista, es la idiosincracia que se ha venido instalando en nuestro país desde hace un tiempo, que justifica el ganar dinero rápido y fácil, del modo que sea. Quien lo hace es un "berraco", es un "vivo" y merece admiración. Para mí, el desdén mostrado por este ladrón prueba este último punto: roba, porque es un modo rápido y relativamente fácil de procurarse dinero, en un país en el que la impunidad le garantiza que su oficio sea en últimas, de bajo riesgo. Y no es porque la policía no los capture: puede que lo haga y de hecho lo hace, pero el altísimo volumen de delincuentes, el hacinamiento de las cárceles y la congestión del sistema judicial no permite que su labor realmente rinda frutos. Pero mi pregunta al final de todas las cosas es ¿Por qué un tipo joven, sin dificultades físicas, en plena edad de trabajar, se dedica a robar? ¿Cómo puede evitarse la proliferación de este tipo de personas en la base, en la raíz, cuando aun son niños, cuando aun son jóvenes, para evitar que se dediquen a esas tareas? Siempre lo he afirmado, más policía no va a solucionar el problema, pues es mucho más profundo y complejo de lo que se cree. Es, en términos de la teoría sociológica, un problema estructural de la sociedad, no individual de ladrón el sí. He ahí que pensé que mi apasionada y furibunda reacción no cambiará nada, ni la denuncia pues hay otros jovenes en diferentes partes de la ciudad, abandonando los estudios para dedicarse al rentable oficio de la carrera delictiva. En ese momento dejé de liberar mi rabia y de alegrarme por los golpes. Pegarle tampoco solucionará el problema. Este es de hecho, mucho más profundo y dificil de resolver.
Educación en casa para evitar la mentalidad de la plata fácil, mayores oportunidades de acceso a la educación superior y un sistema laboral que garantice ingresos dignos contratos dignos podría reducir la delincuencia de manera importante Pero seguir esta carrera al fin y al cabo es una decisión pues, frente a los argumentos débiles de ese tipo, yo misma soy una respuesta. Habiendo crecido en un medio adverso y dificil, de carencias económicas la figura de mi mamá educándonos para leer, fue un elemento clave tan importante como buenos docentes e infraestructura básica, la educación dada por sus padres en casa.
El día que la educación garantice ascenso y cambio social, se erradiqiue la mentalidad del dinero fácil y los lujos desbordados para dar paso a cuestiones realmente importantes y la formación de ciudadanos honestos.
Por ser de interés general identificar a este tipo de personas para evitar ser sus victimas si uno los ve en la calle, coloco la foto que se le tomó una vez le quitaron la ropa.